domingo, 18 de octubre de 2009

¿Duendes?

Este es un diálogo ficticio publicado en el blog "The Atheist Experience". Me gustó mucho porque es una situación bastante común y en esta historia aparece muy bien representada. Además no encontré ninguna traducción al español en la web así que me tomé la libertad de traducirla. Es un poco larga pero entretenida. Aquí va:

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¿Duendes?



Una caja de aspecto firme yace sobre una mesa mientras dos hombres se acercan a ella...


Creyente: En esa caja hay un duende.


Ateo: Mmmm... no lo creo... ¿por qué tú sí?


Creyente: Lo escuché hablar.


Ateo: Tampoco creo eso... de hecho, no tengo evidencia de que los duendes existan.


Creyente: Bueno, o hay un duende en esa caja o no lo hay, cierto?


Ateo: Claro.


Creyente: Entonces es 50/50... y como lo escuché hablar, estoy seguro de que hay un duende ahí dentro.


Ateo: O hay un duende en la caja o no lo hay, pero eso no significa que las probabilidades sean 50/50.


Creyente: Claro que si.


Ateo: En realidad no, pero ¿puedes ofrecer alguna evide...


Creyente: ¡Espera! ¡me acaba de decir que si no crees que él está ahí, te encadenará a un árbol cuando mueras y te clavará su bastón por atrás por 10.000 años!


Ateo: Mmm, wow, pero te preguntaba si puedes ofrecer algo de evidencia adicional aparte de tu afirmación de que lo escuchaste. Yo no lo escuché decir eso en todo caso.


Creyente: Bueno, no estás escuchando lo suficiente.


Ateo: OK (escucha)... nad...


Creyente: ¡Dale TIEMPO! Tienes que QUERER escucharlo sinceramente...


Ateo: Si realmente está ahí, me gustaría saberlo... seguiré escuchando.


Creyente: ¿Escuchaste eso?


Ateo: No, nada.


Creyente: O estás mintiendo o eres tan cerrado de mente que él no te deja escucharlo.


Ateo: ¿No me deja? ¿Los duendes pueden escoger quien los puede escuchar?


Creyente: ¡Claro! Él podría abrir la tapa, mostrarse para mi... y tú nunca lo sabrías, pensarías que la caja estuvo cerrada todo el tiempo. ¡Es MÁGICO!


Ateo: Bueno, ¿tienes evidencia de alguna de esas cosas?. O sea, nunca he visto un duende... no tengo ninguna razón para creer que siquiera existan y cada vez que me dices como probarlo, las pruebas fallan.


Creyente: No, TÚ fallas. Funcionó para mi.


Ateo: (Moviéndose hacia un puñado de gente en un lado) Bueno, aquí hay otras personas que lo han intentado... y no les funcionó.


Creyente: Sí, pero éstas personas (moviéndose hacia un enorme grupo de gente en otro lado) lo escuchó. De hecho, hay MUCHA más gente aquí que te dirán que lo oyeron.


(El Ateo les hace unas cuantas preguntas)


Ateo: Hablé con algunos de ellos... todos tienen un enfoque algo distinto sobre esto. Algunos dicen que es un duende, otros que es un hada, otros que es un enano. No escuchan la misma voz y parecen recibir mensajes conflictivos desde dentro de la caja. La mayoría simplemente dijo que conocía a alguien que sabía lo que hay en la caja.


Creyente: ¡Ah, sí! En realidad hay un troll en la caja con el duende. A veces se hace pasar por el duende, o un hada, o, un enano para engañar a esa otra gente, pero notarás que de todas maneras escuchan algo.


Ateo: Sí, algunos dicen eso, pero otros no.


Creyente: Bueno, a veces el troll bloquea el sonido para que la gente no pueda escucharlo.


Ateo: Entonces, ¿cómo sabes que no estás escuchando al troll cuando escuchas al duende?


Creyente: ¡No seas absurdo! El duende es mi amigo, él se asegura de que yo sólo lo escuche a él.


Ateo: Pero ¿cómo puedes estar seguro? si crees que ahí hay un troll también, que se hace pasar por el duende... ¿cómo puedes saber? Tal vez está SOLAMENTE el troll y está jugando contigo.


Creyente: Ahora te estás poniendo denso. Mira, hay una caja, ¿verdad?


Ateo: Sí.


Creyente: Ahora, ¿para qué existiría una caja si no es para tener algo dentro? TIENE que haber algo dentro, ¿cierto?


Ateo: No, la caja podría estar vacía.


Creyente: ¡No, no puede, o no habría razón para que la caja existiera! Las cajas son para contener cosas. Cualquiera sabe eso.


Ateo: Entonces ¿estás diciendo que la caja NO PUEDE estar vacía?


Creyente: Correcto.


Ateo: ¿Y no crees que esa es una premisa falsa?


Creyente: No, y se confirma con el hecho de que escuché a un duende.


Ateo: ¿Cómo lo escuchaste?


Creyente: Me habla telepáticamente.


Ateo: Oh, ¿entonces no quisiste decir "escuchar con mis oídos", sino "escuchar con mi mente"?


Creyente: Tu corazón.


Ateo: El corazón no escucha...


Creyente: ¡Tu corazón metafórico!


Ateo: OK... pero ese tipo dice que lo escuchó con sus oídos.


Creyente: Está equivocado... está escuchando al troll.


Ateo: Pero yo ni siquiera escucho al troll.


Creyente: Te está bloqueando.


Ateo: OK... ¿cómo sabes todo eso?


Creyente: El duende me lo dijo.


Ateo: OK, entonces, has aludido a la magia, telepatía, duendes, trolls y cajas no-vacías... y no me has ofrecido ninguna evidencia. Lo siento pero no te creo.


Creyente: ¡No olvides el bastón!


Ateo: Cierto... y amenazas con cosas que pasarán despues de que me muera, cuando no hay ninguna evidencia de que haya un "yo" al que le pasen cosas después de mi muerte. Simplemente no creo tu afirmación.


Creyente: ¿Y si te equivocas? ¿No es un riesgo muy grande? Él dice que tiene una olla con oro para ti si crees... ¿no vale la pena creer?


Ateo: Mira, incluso si yo mismo pudiera obligarme a creer, cosa que no puedo, ¿por qué querría hacer eso? Si no hay duende, entonces desperdicié la oportunidad de averiguar qué hay realmente en la caja. Y si él quiere que siga sus instrucciones...


Creyente: Oh, claro que quiere eso... las escribí para ti. Toma...


Ateo: (Mirando la lista)... entonces desperdicié mi vida haciendo cosas que... ¿¿dice "No comer caca"??


Creyente: Sí... gran regla, ¿verdad?


Ateo: Sí... pero ¿y ésta? "Pon tu dinero en la caja"


Creyente: Él tiene necesidades también... las ollas con oro no crecen en los árboles.


Ateo: Pensé que él era mágico.


Creyente: Lo es... pero, bueno, el dinero es para que podamos contarle a la gente lo que el duende quiere.


Ateo: ¿Por qué no se lo dice él?


Creyente: Podría, pero... bueno, lo hará, si están preparados. Algunos, como tu, son engañados por el troll.


Ateo: ¿Por qué no se deshace del troll?


Creyente: Es un misterio, pero estamos seguros de que lo hará algún día.


Ateo: Como sea, si esto no es verdad, habré desperdiciado mucho tiempo y dinero en algo falso... sólo para evitar un peligro que no era real.


Creyente: Sí... pero ¿y si te equivocas?


Ateo: OK... mira, es suficiente. NO creo que haya un duende en la caja.


Creyente: ¿Cómo puedes estar seguro?


Ateo: No lo estoy, pero no creo que esté ahí.


Creyente: ¡Cómo puedes decir que no hay un duende en la caja!


Ateo: No... dije que no creo que exista un duende.


Creyente: Es lo mismo.


Ateo: No lo es... sin embargo, ahora que he considerado y rechazado tu afirmación...


Creyente: ¡No lo hagas!


Ateo: ... estoy dispuesto a decir que efectivamente creo que no hay un duende en esa caja.


Creyente: ¡NO! Estás haciendo una afirmación irracional... ¿¡¿¡Crees que lo sabes todo!?!?


Ateo: No, no estoy diciendo que tenga certeza absoluta de que no hay un duende en la caja... pero sí creo con un nivel de certeza que no lo hay... porque si lo hubiera, esperaría algún tipo de evidencia que lo apoye, y las investigaciones siguen sin producir nada. Volveré con algunas herramientas... vamos a abrir esa caja.


Creyente: No puedes abrir la caja.


Ateo: ¿Por qué no?


Creyente: Porque no puedes, es imposible.


(Otra persona se acerca)


Agnóstico: Él está en lo correcto. Ninguno de ustedes sabe lo que hay en la caja. Los dos son igualmente absurdos al asegurar que sí lo saben.


Ateo: Yo no aseguré que estoy absolutamente seguro, sólo dije cuál es mi creencia, y está basada en la evidencia, o la falta de ella.


Agnóstico: No seas tonto... eres tan dogmático como él.


Ateo: No soy para nada dogmático sobre esto, sólo me gustaría abrir la caja y averiguar.


Agnóstico: La caja es impenetrable.


Ateo: ¿Cómo lo sabes?


Agnóstico: Mmm, bueno, no lo sé... pero parece impenetrable.


Ateo: ¿Ah sí? ¿Conoces alguna otra cosa impenetrable para compararla?


Agnóstico: Bueno, no... pero estoy seguro de que es impenetrable.


Ateo: Si me perdonas, estamos del mismo lado, los dos rechazamos su afirmación...


Agnóstico: Yo no la rechazo, yo no rechazo nada.


Ateo: ¿Aceptas su afirmación?


Agnóstico: No lo sé.


Ateo: ¿No sabes si aceptas su afirmación?


Agnóstico: No, quiero decir que no sé si está en lo correcto o no.


Ateo: Bueno, yo tampoco, pero eso no es lo que pregunté.


Agnóstico: La caja es impenetrable.


Ateo: Bueno, pareces tan dogmático acerca de nuestra incapacidad de conocer, como él lo es sobre sus comunicaciones privadas con el duende.


Agnóstico: Ahora estás siendo hostil.


Ateo: Mira, voy a abrir esta caja.


Agnóstico: Tonto Ateo...


(El Ateo logra taladrar un pequeño agujero en la caja)


Ateo: ¡Mira, no es impenetrable! Le hice un agujero aquí. Eventualmente podríamos ser capaces de investigar esto con más detalle.


Creyente: ¡Cambiaste la caja!


Ateo: No, ésta es la caja.


Agnóstico: TODAVÍA es impenetrable, tu pequeño agujero no te da información suficiente para respaldar tu afirmación.


Ateo: Puedo seguir investigando... y hasta ahora, no hay información para apoyar las afirmaciones del Creyente.


Creyente: ¡Cambiaste la caja!


Ateo: No lo hice.


Creyente: Emtonces, um... se está escondiendo. Él necesita que creas en él sin verlo, así que se está escondiendo.


Ateo: Eso no tiene sentido.


Creyente: El troll ha creado la ilusión de un agujero que te provee falsa información sobre lo que hay en la caja.


Ateo: (suspiro)


Agnóstico: Eso podría ser posible, realmente no podría decir.


Ateo: No, claro que no podrías...


jueves, 11 de junio de 2009

La filosofía de vida de Albert Einstein

Albert Einstein fue un científico brillante, como todos sabemos. Fue uno de los más grandes genios que la humanidad haya conocido. Pero tenía también otra faceta: un hombre más bien introvertido, poco sociable, pacifista y, como él mismo se definía, “profundamente religioso”, aunque en un sentido no tradicional que, espero, quedará claro en estas líneas: no creía en ningún Dios.
Los problemas de Einstein con la vida social quedan claros a lo largo de su vida. Estuvo casado dos veces, aunque mucho del tiempo que estuvo casado dormía en una pieza distinta de la de su mujer porque no quería distracciones que mermaran su trabajo.
Soy verdaderamente un “viajero solitario”, y nunca he pertenecido en lo más profundo de mi corazón a mi país, a mi casa, a mis amigos, o incluso a mi familia más próxima; frente a estos lazos, nunca he perdido el sentimiento de distancia y la necesidad de soledad.

Creía que todos los hombres debían ser tratados de igual manera, decía que la adoración de personas había llevado a los peores acontecimientos en la historia, guerras y sufrimiento innecesario. Esta idea lo incluía a él por supuesto, y no entendía por qué él mismo era tan admirado por otros:
Es una ironía del destino que yo mismo haya sido receptor de una excesiva admiración por parte de mis congéneres, sin haber faltas o méritos por mi parte. La causa de esto puede ser perfectamente el deseo, inalcanzable para muchos, de entender las pocas ideas que con mis débiles poderes he alcanzado después de una lucha incesante (…) Este tema me lleva al peor afloramiento de la vida del rebaño, el sistema militar, al que yo aborrezco… El heroísmo del mando, violencia sin sentido y todo el repugnante sinsentido que va junto al nombre del patriotismo -¡qué apasionadamente los odio!

Se ha dicho mucho sobre su religiosidad, algunas veces malinterpretando alguna frase suya (probablemente las dos más conocidas sean “Dios no juega a los dados” y “La ciencia sin religión es débil, la religión sin ciencia es ciega”) y otras veces deliberadamente usándolas para decir cosas falsas de él. Einstein mismo se dio cuenta de esto durante su vida y escribió:
Es, por supuesto, una mentira lo que habéis leído sobre mis convicciones religiosas, una mentira que ha sido repetida sistemáticamente. No creo en un Dios personal y nunca lo he negado sino expresado claramente […] La idea de un Dios personal me es muy ajena y hasta un poco ingenua.

Einstein usaba constantemente la palabra “Dios” para referirse al orden del mundo como él lo veía, y esto confundió a mucha gente. Hoy en día, Einstein es usado como un ejemplo de la posibilidad de reconciliar ciencia y religión, apelando quizá un poco al argumento por autoridad. No sólo es el argumento por autoridad una falacia en ciencia, sino que además la autoridad que se está usando en este caso está tomada totalmente fuera de contexto.
Por último, quiero dejar una reflexión de Einstein sobre el mundo, una reflexión que debería calar hondo en todos nosotros y ser tomada como ejemplo de filosofía de vida. Esta reflexión expresa claramente que la enorme sabiduría de Einstein no se remite sólo a las ciencias físicas (no era un experto en matemáticas), sino además a la naturaleza entera, al modo en que debe ser visto el mundo. Una visión como la suya es la que hace que surjan las preguntas más interesantes, a las que la ciencia se ha empeñado tanto en tratar de dar respuesta y que nunca deberían dejar de intrigarnos.
La experiencia más bella que puedo tener es el misterio. Es la emoción fundamental que se encuentra en la cuna del verdadero arte y la verdadera ciencia. Quien no la conozca y no se pregunte por ello, no se maraville, está como muerto, y sus ojos están oscurecidos. Fue la experiencia del misterio –aunque mezclada con temor- la que engendró la religión. Un conocimiento de algo que no podemos penetrar, nuestras percepciones de la razón más profunda y de la belleza más radiante, que sólo son accesibles a nuestra mente en sus formas más primitivas: es este conocimiento y esta emoción lo que constituye la verdadera religiosidad. En este sentido y sólo en este sentido soy un hombre profundamente religioso… Estoy satisfecho con el misterio de la vida eterna y con un conocimiento, un sentimiento, de la maravillosa estructura de la existencia –así como la del humilde intento de entender incluso una pequeña porción de la razón que se manifiesta en la naturaleza.

jueves, 21 de mayo de 2009

Adoctrinamiento

Recuerdo allá por el año 90 o 91 la primera vez que el conflicto (si se le puede llamar así) entre evolución y creación se hizo evidente ante mis ojos.
Cursaba 3° o 4° básico en un colegio católico y en clase de ciencias naturales la profesora -a pito de no se qué- expone brillantemente una idea que tal vez marcó en cierto modo el camino que iba a seguir años más tarde. "Algunos dicen que el hombre viene del mono, pero están equivocados, porque entonces cómo es posible que sólo algunos monos hayan evoucionado y otros sigan siendo monos", vociferó con autoridad y confianza. Probablemente a los 8 o 9 años el momento haya pasado totalmente desapercibido para la mayoría de mis compañeros, pero sentí que algo no estaba bien ahí, aunque no estaba seguro por qué. Conocía eso de que el hombre venía del mono, pero ciertamente no gracias al colegio, (en el que en 13 años nunca escuché ni una sola palabra sobre Darwin, evolución o selección natural). Por otro lado, Adán y Eva, Noé, Moisés y Jesús se repetían una y otra vez en innumerables canciones, textos y clases. Nunca me había sentado a pensar en las evidentes contradicciones entre las dos hipótesis, pero aquella frase de oro fue algo así como una epifanía. Pasarían varios años más antes de considerar el ateísmo, pero hasta el día de hoy lo considero como un comienzo.
Hoy en día muchos nos asombramos al saber por ejemplo que en el estado de Kansas en Estados Unidos se aprobó hace un tiempo una ley para enseñar el "diseño inteligente" en los colegios junto con la evolución, y no nos damos cuenta de que lo mismo o algo peor pasa justo frente a nuestras narices. En el caso de mi antiguo colegio he podido constatar que 18 años después la situación en cuanto a separar religión de ciencia no ha mejorado nada. Es triste y preocupante ver que una de las teorías más elegantes, sencillas y universales que nos ofrece la ciencia moderna, queda fuera del alcance de una gran parte de los niños y jóvenes de Chile y del mundo. La razón: el adoctrinamiento infantil.
¿Acaso sería aceptable que un partido político dirigiera su campaña hacia los niños con el fin de asegurar adeptos para el futuro? Si los niños no están preparados para entender la política, ¡cómo van a estar preparados para entender una cosmovisión que nadie entiende!.
Pensémoslo dos veces antes de permitir que esto pase con nuestros niños. Después de todo, ¿qué vale más? ¿la libertad de pensamiento de un niño? ¿o un fiel más para una religión?.

PD: acerca del tema recomiendo el documental "Jesus Camp". Es un caso algo extremo pero ilustra a a perfección el daño que puede significar el adoctrinamiento religioso para un niño (está por partes en youtube).

martes, 19 de mayo de 2009

La desidia: ¿causa o efecto de esta sociedad mediática?

“La cultura significa, más que un mundo mejor, un mundo mas noble: un mundo al que no se ha de llegar mediante la transformación material de la vida, sino mediante algo que acontece en el alma del individuo.”
- Herbert Marcuse

Schopenhauer alguna vez sentenció, mezclando su romanticismo wertheriano con la epistemología kantiana, que lo único común que tienen los hombres es su pereza. Me pregunto que diría si viera lo que ocurre hoy: sociedades hipnotizadas por los básicos artilugios de los medios de comunicación masiva, que no hacen más entretener y proyectar información fragmentada.

Claro está que la información fragmentada, en el plano lógico-racional, carece de valor por el mero hecho de estar dividida del resto de los contenidos. Ejemplos son la publicidad, las noticias e interpretaciones de actualidad (limitadas por la política del canal que las emite) y el contenido cultural-entretenido (programas de animales, diseño, problemas sociales, espíritus, historia, arte etc.). Todos estos datos no cumplen un fin superior al del “entretenimiento cultural”; el cual transita de un día a otro siempre renovándose y manteniéndose igual. Por otro lado, la elite intelectual se excita penosamente con programas de conversación (ej: Tolerancia Cero y La belleza de pensar), los cuales aportan a su memoria y ocio de manera igualmente fragmentada. No hay una sintonía entre este contenido disperso y la ilustración de los espectadores cultos. A fin de cuentas, las argumentaciones discursivas caen también en el olvido. Pero ¿dónde dejamos Internet y la cantidad de facilidades que da para los investigadores? A mi juicio, funciona como lo haría un basurero para muertos de hambre: la elite se contamina y satisface entre tanto dato utilizadamente-reutilizado y conectadamente-desconectado. Lo que importa no es la calidad ni la originalidad de la información sino su cantidad y utilidad Se puede contrargumentar que algunos aprehenden hechos o datos entre los que circulan, y esto les ayuda a su formación personal y laboral. Pero el punto en cuestión es que estos datos son i) fácilmente reemplazables por otros con las mismas o mejores características y ii) poseen una base débil, que de todas formas amerita más investigación. El hecho de que los contenidos sean reemplazables, constata la premonición marxista de que el saber se convertiría en mercancía: el mall supremo es Internet. Asimismo, estos productos que ofrece nuestra cultura tecnológica poseen nuevas versiones de ellos mismos, y éstos otras, y estos otras, ad infinitum. A este proceso, Simmel lo llama: la funesta autonomía con la que el reino de los productos culturales crece y crece; como si una necesidad lógica interna extrajera un miembro tras el otro, a menudo casi sin relación con la voluntad y la personalidad de los productores, y como si no estuviera afectado por la pregunta por cuántos sujetos y en qué grado de profundidad y extensión es recogido y conducido hacia su significación cultural (Sobre filosofía de la cultura, p. 370). Pero no nos centremos en este problema, son escasos los necrófagos interesados en los discursos originales de las redes audiovisuales.

Volviendo al valor racional de la información fragmentado, no cabe duda de que si hay algo que caracteriza a este lenguaje mediático, es que supera la lógica, es decir, la conserva como herramienta retórica-convencional y destruye, a la vez, su fin clásico: el orden sistemático y la esperanza de adquirir una verdad. No es raro, asimismo, que el convencionalismo interpretativo, que dejó como herencia Nietzsche, predomine en todas las áreas de la cultura. Hace mucho tiempo ya que la verdad se quemó en el horizonte, y esto es materializado a la perfección por la retórica de los medios audiovisuales y los gustos de sus espectadores.

Retomando lo dicho, y a modo de síntesis, podemos decir que la información fragmentada carece de un contenido estrictamente lógico y sistemático, su finalidad es transitar por el espectador, atraparlo, y dejarlo apto para nuevos datos. El prototipo de información, cuyo público es la masa, tiene un fin transitorio que la hace acoplarse a la persuasión del entretenimiento; y la destinada a un público culto, tiene en contra la cantidad de versiones y reversiones que hay de ella.

Centrémonos ahora en el entretenimiento, factor interconectado con lo recién visto.

Hemos dicho que el prototipo de la información dada por los medios audiovisuales atrapa y entretiene, es decir, hipnotiza y aliena. Su duración en el espectador es pasajera, y siempre hay nuevos datos que reemplazan a los anteriores. Sin embargo, este poder de hipnosis es ínfimo si lo comparamos con el del contenido diseñado para entretener. Los productos de entretenimiento son la salida más fácil que tenemos, en nuestros tiempos de ocio, al apego en que vivimos los esclavos del neoliberalismo. Hay tres síntomas que definen este apego: la culpa por el pasado, la búsqueda insaciable siempre proyectada hacia el futuro (cuyo objeto puede ser el dinero, el placer sexual, el arte, las drogas, el deporte, la religión, el honor, el carrete, etc) y la inercia en que nos dejan los apegos anteriores. Esta se traduce en modos de vida despolitizados y anestesiados frente a la injusticia del día a día. Así, el entretenimiento suprime el esfuerzo por razonar, iguala a la masa para abajo. Todo intento de igualar el término medio para arriba, se interpreta masivamente como sospechoso y fascista. En el instante en que se verificó que la comprensión lectora de la mayoría de los pedagogos vale callampa, y se propuso medidas al respecto, los “más progresistas” chillaron defendiendo a estos docentes mediocres, a estos docentes cuyo sentido del trabajo consiste en cobrar un cheque. Lamentablemente, si aumenta la competencia educacional aumenta la calidad, la única forma de infectar el capitalismo es por dentro. A este le conviene que la masa se iguale siempre para abajo, y, a este ritmo, somos cada vez menos los que nos damos el tiempo para la conciencia, la duda y la acción. El antiguo ideal de permanecer en el tiempo ya no existe, y para qué hablar de la esperanza de producir un cambio sustancial.

Todas estas causas y efectos del entretenimiento, a saber, los apegos, la anestesia, la futilidad y el pesimismo, constitucionalizan la desidia y la indiferencia como respuestas socialmente aceptadas, como modos de vida. Se estudia y trabaja por la plata, mientras la injusticia y la domestificación de los individuos se propagan e intensifican con cada gesto de indiferencia hacia el otro, hacia uno mismo. A mi juicio, de seguir así, la inercia se impondrá como la única respuesta posible y las instancias de contra-acción no serán insignificantes como ahora, sino nulas

Para qué materializar nuestras críticas, mejor fumémonos un pito y escuchemos Los Beatles; para qué denunciar y atacar la injusticia, mejor rendir culto al onanismo y a la frustración. Para qué criticar y razonar sobre algún tema, mejor deleitarse con la calculada belleza del contenido audiovisual, con la estereotipada moda que nos iguala y diferencia, y con la inmensidad de nuestra libertad interior y la mentira llamada autonomía. La desidia, en última instancia, termina siendo una respuesta masiva que invierte sobre las posibilidades de entretenimiento, las justifica.

En este sentido, y a modo de síntesis, la desidia es tanto una causa como un efecto social del programa mediático que controla la monarquía empresarial. Causa debido a que existe la posibilidad de salirse de ella, de tomar por primera vez en la vida el camino más difícil. La razón nos permite percatarnos del automatismo y la esclavitud que engendra el sistema, es decir, aún no somos máquinas, aún somos responsables. Efecto debido a que es posibilitada para las masas mediante el entretenimiento y sus modos de composición (información fragmentada o entretención pura) y difusión. No obstante, si recogemos la opinión del mañoso Schopenhauer, podemos decir que siempre ha sido causa y recién hoy se disfraza de efecto.

¿Por qué la gente cree cosas raras?

Este artículo es un resumen del último capítulo (17, “¿Por qué la gente cree cosas raras?”) del libro Por Qué la Gente Cree Cosas Raras, de Michael Shermer, creador de la Skeptic Society y editor de la revista Skeptic, publicada por esta organización. Está escrito en primera persona, tal como en el libro. Pero éstas no son mis palabras, sino las de Shermer, aunque el resumen lo elaboré yo (y por lo tanto no es literal en muchos pasajes, pero sí en muchos otros). Este extracto sintetiza de buena manera un análisis escéptico de las “cosas raras” que cree la mayoría de la gente en nuestros días, y expresa de muy buena manera mis pensamientos. Por lo tanto, más que tratar de improvisar argumentos, preferí usar las palabras de un autor reconocido, en un tema que es, a lo menos, interesante.

¿Qué constituye una cosa rara? No tengo una definición formal. Las cosas raras son como la pornografía –difícil de definir, pero obvio cuando lo ves. Cada afirmación, caso o persona debe ser examinado individualmente. La cosa rara de una persona puede ser el atesorado deseo de otra. ¿Quién decide?

Un criterio –el escogido por mi y otros millones de personas- es la ciencia. Preguntamos, ¿cuál es la evidencia científica para una afirmación? La mega-estrella Tony Robbins, el gurú de autoayuda que comenzó en los años ’80 dando seminarios de fin de semana que culminaban en una caminata sobre carbón ardiendo, pregunta a su audiencia: “¿Qué pasaría si descubrieran una forma de alcanzar cualquier meta que deseen ahora?” Si puedes caminar sobre carbón ardiendo, dice Robbins, puedes hacer cualquier cosa. ¿Puede Tony Robbins realmente caminar sobre carbón ardiendo? Claro que puede. También yo. Y también ustedes. Pero ustedes y yo podemos sin meditar, cantar, o pagar cientos de dólares por un seminario porque caminar sobre carbón nada tiene que ver con el poder mental, sino con la pobre conducción de calor del carbón. Creer que sí tiene que ver, es lo que yo considero una cosa rara.

Gente que camina sobre fuego, psíquicos, Ufólogos, abducidos, criogenéticos, inmoralistas, Objetivistas, creacionistas, gente que niega el Holocausto, Afro-centristas extremos, teóricos raciales y cosmólogos que creen que la ciencia prueba a Dios -hemos conocido mucha gente que cree muchas cosas raras [todos estos casos son tratados en el libro].

¿Qué pasa en nuestra cultura y nuestro pensamiento que lleva a tales creencias? Las teorías de escépticos y científicos abundan: falta de educación, mala educación, falta de pensamiento crítico, religión, cultos, miedo a la ciencia, la Nueva Era, mucha televisión, poca lectura, lectura de los libros equivocados, malos padres, malos profesores, y simplemente ignorancia y estupidez. Como cultura parecemos tener problemas para distinguir ciencia de pseudociencia, historia de pseudohistoria, y sentido de sinsentido. Pero yo creo que esto es más profundo. Para entenderlo debemos cavar a través de las capas de la cultura y la sociedad a la mente y el corazón humanos individuales. No existe una única respuesta de por qué la gente cree cosas raras, pero podemos recoger algunas motivaciones de fondo, todas vinculadas entre sí.

Credo Consolans. Más que cualquier otra, la razón de que la gente crea cosas raras es porque quieren. Se siente bien. Es confortante. Da consuelo. Escépticos y científicos no son inmunes.

Similarmente, a la pregunta frecuente, “¿Cuál es tu posición sobre la vida después de la muerte?” mi respuesta típica es “Estoy a favor, por supuesto”. El hecho de que yo esté a favor de la vida después de la muerte no significa que lo vaya a obtener. ¿Pero quién no lo querría? Y ése es el punto. Es una respuesta muy humana creer en cosas que nos hacen sentir bien.

Gratificación Inmediata. Muchas cosas raras ofrecen gratificación inmediata. Las líneas 600 de los psíquicos son un clásico ejemplo. Usando técnicas de lectura fría, el psíquico empieza amplio y trabaja hacia específicos. “Siento que hay algo de tensión en tu relación –uno de Uds. está más comprometido que el otro”. “Tengo la sensación de que presiones financieras están causándoles problemas”. “Han estado pensando en cambiar sus trabajos”. Enunciados tan trillados son ciertos para casi todos. Si tu psíquico escoge la equivocada, sólo tiene que decir que ocurrirá –en el futuro. Y el psíquico sólo tiene que acertar ocasionalmente. Los que llaman olvidan las fallas y recuerdan los aciertos y, más importante, quieren que el psíquico tenga razón. Los escépticos no gastan US$3.95 por minuto en líneas de psíquicos, los creyentes sí. La psicoterapia tradicional es formal, cara y cuesta tiempo. Una mejora sustancial puede tomar meses o años. Gratificación tardía es la regla, gratificación instantánea es la excepción. En contraste, el psíquico está a sólo una llamada de distancia.

Simplicidad. La gratificación inmediata de las creencias se hace tanto más fácil con explicaciones simples para un mundo frecuentemente complejo y contingente. Cosas buenas y cosas malas le pasan tanto a la gente buena como a la gente mala, aparentemente al azar. Las explicaciones científicas suelen ser complicadas y requieren entrenamiento y trabajo para ser usadas. La superstición y la creencia en el destino y lo supernatural entregan un camino más simple a través del complejo laberinto de la vida.

Moralidad y Sentido. Hoy en día, sistemas científicos y seculares de moralidad y sentido parecen insatisfactorios para la mayoría de la gente. Sin la creencia en algún poder superior, la gente pregunta, ¿por qué ser moral? ¿Cuál es la base para la ética? ¿Cuál es el sentido último de la vida? ¿Para qué todo esto? Científicos y humanistas seculares tienen buenas respuestas a estas buenas preguntas, pero por muchas rasones estas respuestas no han alcanzado a la población en grande. Para la mayoría de la gente, la ciencia parece ofrecer sólo lógica fría y brutal en su presentación de un universo infinito, insensible y sin propósito. Pseudociencia, superstición, mitos, magia y religión ofrecen cánones de moralidad y sentido simples, inmediatos y consoladores. Porque yo solía ser un “cristiano renacido”, siento empatía por aquéllos que se sienten amenazados por la ciencia. ¿Quién se siente amenazado?

Si hubiera sólo una cosa que los escépticos, científicos, filósofos y humanistas pudieran hacer para señalar el problema completo de la creencia en cosas raras, construir un sistema de moralidad con sentido y satisfactorio sería un muy buen comienzo.

La Esperanza Trae Eternidad. La vinculación de todas estas razones es el título de la última parte de este libro [“La Esperanza Trae Eternidad”, que contiene éste y un capítulo anterior]. Expresa mi convicción de que los humanos somos, por naturaleza, una especie con miras al futuro, siempre buscando niveles más altos de felicidad y satisfacción. Desafortunadamente, el corolario es que los humanos estamos muy a menudo dispuestos a aferrarnos a promesas no realistas de una vida mejor o de creer que una vida mejor sólo puede ser alcanzada aferrándonos a la intolerancia y la ignorancia, degradando la vida de otros. Y a veces, al enfocarnos en una vida que ya viene, nos perdemos de lo que tenemos en esta vida. Es una diferente fuente de esperanza, pero es esperanza al fin y al cabo: tenemos la esperanza de que la inteligencia humana, combinada con la compasión, puede resolver nuestra miríada de problemas y enriquecer la calidad de cada vida; esperanza de que el progreso histórico siga su marcha hacia libertades mayores y aceptación para todos los humanos; y esperanza de que la razón y la ciencia al igual que el amor y la empatía nos puedan ayudar a entender nuestro universo, nuestro mundo, y a nosotros mismos.

martes, 5 de mayo de 2009

Las Revoluciones de Galileo y Darwin

Galileo: Igual se mueve

Este año 2009 es un año especial para las ciencias naturales: se celebra el Año Internacional de Astronomía, debido a que es el aniversario número 400 de las primeras observaciones a través de un telescopio hechas por Galileo Galilei, que revolucionarían no sólo la astronomía, sino toda la visión del mundo que se tenía en aquel entonces, cuando Galileo observó las cuatro lunas mayores de Júpiter (denominados satélites galileanos hoy en día), que representó la primera evidencia de un objeto celeste que no girara (ni siquiera aparentemente) alrededor de la Tierra. Galileo postuló, con estas observaciones, que la Tierra no podía ser el centro de todos los objetos celestiales y dedujo además que la teoría copernicana del Sol como centro del sistema se ajustaba mejor a las observaciones que la ptolemaica, que postulaba que la Tierra era el centro del universo. Fue sentenciado por la Inquisición a la hoguera por divulgar sus ideas, por lo que tuvo que retractarse (y se le absolvió). Todavía hoy se cuenta que Galileo, al ser absuelto y salir del juicio dijo, con ironía, “igual se mueve”.

Darwin y su teoría de evolución

Pero además, se celebra el Año de Darwin, ya que se cumplen no sólo 200 años desde su nacimiento, sino también 150 años de la publicación de su más célebre libro –y uno de los más célebres e importantes de la historia de la ciencia-, Sobre el Origen de las Especies mediante Selección Natural, en 1859 (que complementó en el año 1871 con El Origen del Hombre, y la Selección en relación al sexo). Aunque Alfred Russel Wallace publicó primero su artículo Sobre la tendencia de las variedades de apartarse indefinidamente del tipo original (1858) en que postula la selección natural como el principal método de evolución, el libro de Darwin tuvo ciertamente mayor alcance que el artículo de Wallace. Hoy en día se los reconoce a ambos (que trabajaron por separado) como los pioneros de la teoría de la evolución. A pesar de que muchos de los detalles de sus obras se consideran hoy en día incorrectos, la teoría de evolución por selección natural ha sobrevivido sin sobresaltos a todas las críticas y ha sido capaz de explicar todos los fenómenos comúnmente observados en la naturaleza (no conozco algún ejemplo que aún no haya podido explicar). Lamentablemente, Darwin no llegó a conocer la obra del monje austríaco Gregor Mendel sobre genética (1865), que hoy en día complementa la teoría de Darwin en lo que se conoce como neodarwinismo, al que una abrumadora mayoría de los científicos adscriben.

Quiero aprovechar la conmemoración de año de Darwin para difundir lo mejor que pueda la teoría de la evolución por selección natural de una manera detallada, pero no muy larga. Aquellos que la lean, se darán cuenta de la elegancia y simpleza que puede tener una buena teoría científica y las implicancias que puede tener, y que hacen de esta teoría probablemente la teoría científica más bella que yo conozco.

La teoría de evolución por selección natural parte únicamente de un supuesto previo, que dice que existen unidades de replicación en los organismos por los cuales se transmite la información de generación en generación –y, si se quiere, que puede haber errores en el copiado de la información a transmitir, aunque no se puede esperar que fuera perfecto de cualquier manera-.

En el proceso de replicación, entonces, se producen estos errores de copiado, a los que llamamos mutaciones. Estas mutaciones se producen al azar, y cada mutación dará origen a una(s) nueva(s) característica(s) en el organismo recién nacido. Si estas nuevas características resultan ser desventajosas para el organismo, éste morirá antes de su edad fértil (es decir, cuando puede reproducirse) y sus genes no serán entregados a la siguiente generación. Si, por el contrario, esta modificación resulta ventajosa en relación a la característica original, el nuevo organismo tendrá ventajas sobre sus competidores, que tienen el gen “original”, y por lo tanto sus genes pasarán a la siguiente generación y luego de varias generaciones, se habrán esparcido lo suficiente para dominar la población. Pero, ¿a qué me refiero con “ventajoso respecto del original”? Esta nueva característica podría hacer, por ejemplo, que el nuevo organismo sea más rápido para escapar del depredador, y por lo tanto tendrá menos posibilidades de morir comido que sus pares y se reproducirá. Sus descendientes, a su vez, también escaparán más fácil de los depredadores y también sobrevivirán para reproducirse. Luego de algunas generaciones, por lo tanto, comenzará a dominar este gen, y por lo tanto la especie se habrá hecho más rápida para escapar del depredador. A su vez, podría surgir –por azar-, un gen que haga que el depredador sea más rápido también, y por lo tanto éste tendrá ventajas sobre sus pares, que no podrán alcanzar a sus presas más rápidas, y por lo tanto este depredador más rápido sobrevivirá para reproducirse y, a la larga, los otros no.

La primera conclusión que surge, y que es importante que quede clara, es que si bien las mutaciones genéticas son azarosas, no lo es la selección natural, que “selecciona” a los individuos más aptos para la supervivencia, en el sentido del ejemplo que di, y por lo tanto van sobreviviendo sólo las especies que “demostraron” aptitudes suficientes para permanecer en el tiempo. Otra cosa que debe quedar clara es que este mecanismo no necesita ningún agente consciente (léase Dios, por supuesto) que dirija la evolución, ya que los organismos simplemente no se reproducen cuando no son aptos.

El ejemplo que di es un ejemplo común, pero esta teoría explica perfectamente por qué sobreviven incluso las plantas o bacterias que vemos hoy en día, no necesariamente deben ser características tan evidentes –ni efectos tan simples como el “correr más rápido”- las que determinen la supervivencia o no de una especie.

viernes, 27 de febrero de 2009

Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios

¿Cuántas veces hemos escuchado o leído esto los que crecimos bajo el cristianismo? ¿Cuántos están dispuestos a abandonar sus posesiones para entrar en el "Reino de Dios"? ¡Ninguno!.
Si lo analizamos bien, las bienaventuranzas son uno de los pocos pasajes de la biblia que va directo al grano y que no está a disposición del creyente de turno para malear y moldear a su gusto.
¿Qué puede ser más claro? dios les está ofreciendo explícitamente el cielo, el paraíso, la felicidad eterna a sus seguidores con sólo dejar de lado sus posesiones y adoptar la pobreza como forma de vida. ¿Cuántos aceptan la oferta? un puñado.
Imaginémonos una oferta a escala más humana. Un tipo te ofrece toda una vida de felicidad completa, todo el amor, todo lo que quisieras tener en el mundo y más allá, sólo con abandonar tus posesiones por un mes, o un año. ¿Lo aceptas? ¡yo no lo pienso dos veces! y no creo que muchos en el mundo rechazaran semejante oferta.
Ahora, haciendo aún más suculenta la oferta, ¿aceptarías adoptar la pobreza durante toda tu vida, para tener la felicidad completa durante *TODA LA ETERNIDAD*? ¡mejor todavía!, pasar penurias materiales durante un corto paso por la Tierra para después disfrutar hasta el fin de los tiempos. No hay cómo rechazarlo. A menos... que no creas en el tipo que te lo ofrece.
La única razón por la que la mayoría de los cristianos no dedican buena parte de su vida a llegar al paraíso, es que la mayoría de los cristianos no cree en el paraíso, ¡así de simple!.
La primera bienaventuranza es sólo un pasaje que escogí para ilustrar el escalofriante hecho de que la gran mayoría de no sólo los cristianos, sino de los miembros de todas las religiones, sólo lo son por factores culturales, sociales y del entorno, y no por una convicción personal.
Busquen en el fondo de su corazón y pregúntense honestamente: ¿de verdad creo todo lo que digo creer? ¿de verdad creo que dios creó el universo en 7 días, mandó un diluvio donde se salvaron todas las especies actuales en un barco de madera, abrió las aguas del mar rojo, es capaz de fecundar a una mujer virgen con un niño que hace milagros y que está por venir a la Tierra otra vez, etc etc etc?.
Vivamos de acuerdo a lo que vemos y sentimos, no lo que se nos impone desde la inocencia de la niñez.

miércoles, 7 de enero de 2009

El comienzo.....

Escéptico es alguien que profesa duda o esta en desacuerdo
con lo que generalmente esta aceptado como verdad. La
palabra Escéptico viene del griego skeptikoi, el nombre
dado a los seguidores del filosofo griego Pirrón. Pirrón
profesó una doctrina que abandonaba el juicio y creía que
no había nada verdadero o falso, bueno o malo, inmundo o
sagrado. Pirrón estaba en contra del pensamiento Dogmático.

Bueno comenzamos nuestro blog mostrandoles la etimologia
de la palabra Escéptico(como puedieron notar). Nuestra
guía es justamente eso, el Esceptisismo. Pero claramente
uno fundado en la razón, en el pensamiento crítico.

Veremos a lo largo de nuestras entradas temas sobre
Religión, Ciencia, Fraudes, etc. Todo lo que implique
pensar y no pensar(Dogmas).

Finalmente les dejamos los mandamientos ( o algunos de
ellos) del pensamiento crítico.

-Siempre esfuerzate para no causar daño

-Trata a los demas seres humanos, seres vivientes, y
el mundo en general con amor, honestidad, fidelidad
y respeto


-No pases por alto el mal o te abstengas de administrar
justicia, pero siempre esta listo para perdonar el
malactuar admitido y honestamente retractado


-Vive tu vida con un sentido de alegria y asombro

-Siempre busca aprender algo nuevo

-Examina todo, siempre contrasta tus ideas con los
hechos y esta listo para descartar incluso una
creencia apreciada si no concuerda con ellos


-Nunca te abstengas de estar en desacuerdo; siempre
respeta el derecho de otros de estar en desacuerdo
contigo


-Forma opiniones independientes en la base de tu
propia razon y experiencia, no te permitas ser guiado
ciegamente por otros


Y claramente el más sabio.

Cuestiona todo